La pared

Eres veneno para mí,
me miras con ojos
brillantes de deseo
y yo sólo sé sonreír.

Los días claros se marcharon,
mi frente se frunció,
tu pelo se oscureció
y mis muñecas se quemaron.

Tú no eres fuego, lo soy yo;
con mi beso no te derrites,
conmigo te muestras esquivo,
yo sólo puedo darte rencor.

Tú me devoras las entrañas,
te sientes ahogado sin mar
y yo no hago más que llorar
lágrimas repletas de barro.

Nuestra culpa empañó el placer,
el veredicto nubló
la falta de razón
que nos llevo a la pared.

Tus manos recorren mi cuerpo,
Mas no te das cuenta
Que se quedan tatuadas
Porque las recorro después
una y otra vez.
Tu boca juega,
La mía solo quiere hacerte feliz,
Y me enfado.
Hay veces que creo
que te quiero
Pero otras no,
Hay veces que pienso
Que tú nunca lo vas a hacer.
Pero nunca me dejes
Con mal sabor de boca
Porque no querré
Que vuelvas,
Pero si llamas
Te dejaré volver.
Y se repetirá
El mismo rito,
Donde no sé si pierdo
O gano o padezco.
Me gustaba pensar
Que el amor
Era como un arcoiris
Tras llover,
Pero no es así,
Es un pozo sin fondo
Del que tienes miedo a caer
Y a la vez
Quieres entrar en él.

Beso sombras,
beso recuerdos,
intento tocar la figura
que ha creado mi imaginación,
intento olvidarme de ti,
pero he escrito
los versos más terribles
porque me has faltado esta noche.
Tu sonrisa desdibujada
se apodera de mí,
ya no soy yo,
sino el anhelo de ser...

Esta rosa no se ha abierto,
pero se abrirá.
No se ha hecho mañana,
pero la aurora llegará.
Sé que todo ocurrirá,
tu mirada me traspasará
y jugará con mi alma,
y si no lo hace
mi imaginación se lo inventará.

Inseguridad

Hay un refrán que dice que quien más te quiere más te hiere. Yo no te quiero herir, por eso lo mejor que puedo hacer es irme. Si no quieres que me vaya haz la nota una bolita y tírala a la papelera, te estoy espiando por la mirilla del cuarto de baño.