Se nota cuando una persona va a dejar de escribir para siempre, cada vez escribe menos. Lo que te hace permanecer atenta no es el cuándo, sino qué palabra será la última, ya que determinará el resto de su vida. Cuando tenga que escribir por fuerza ya nunca más la utilizará, aunque fuera la palabra que más usara. Esa palabra ya no estará en su vocabulario, llorará desconsoladamente cada vez que la escuche y se emborrachará pensando en ella.